Esta noche, en TCM, he visto un reportaje con una entrevista a Steven Spilberg, en que éste repasaba toda su filmografía. He de reconocer que he visto casi todas sus películas, y no me suelen dejar indiferente, pero hoy, con el reportaje, me he dado cuenta del trasfondo que Spilberg ha dado a muchas de sus películas, viéndolas en conjunto.
En un momento de la entrevista Spilberg ha hablado de la importancia de la comunicación, no sólo la suya como director de cine, tratando de transmitir no sólo emociones y sentimientos, sino su profunda implicación con su religión y con la política. Si no la importancia que tiene para el ser humano el poder comunicarnos, y los problemas y el dolor que causa el no poder hacerlo.
Donde se refleja más claramente la importancia de la comunicación en sus películas es en: Encuentros en la tercera fase: la escena en el monte, dónde nos intentamos comunicar con una nave extraterrestre mediante la música.
El color púrpura: la escena en que a Celie le enseñan a leer, con palabras escritas en papel, pegadas por los objetos de toda la casa.
Amistad: no la he visto, pero en el reportaje han puesto una escena muy buena, en las que Matthew McConaughey se las ve y se las desea para hacer entender a los esclavos negros que tienen que levantarse.
La Terminal: las escenas en las que Viktor Navorsky repite una y otra vez el nombre de su hotel y la dirección, o cuando ve las imágenes de su país en guerra en las televisiones del aeropuerto...no entiende los titulares, pero una imagen vale más que mil palabras.
El ser humano es un animal que necesita poder expresarse desde lo más profundo de sí mismo, ya sea hablando, escribiendo, con la música, la pintura... necesitamos contar lo que somos, lo que sentimos, lo que pensamos... y que el otro nos entienda. Para nosotros es tremendamente frustante no poder comunicarnos, no saber hacernos entender. Y cuando no nos entienden buscamos mil y una formas de suplir la falta de comunicación oral con otras formas de comunicación.
Y ahora es cuando yo reflexiono en voz alta y me doy cuenta de lo que me cuesta muchas veces hacerme entender, unas veces porque no hablo con claridad, porque no digo las cosas "con propiedad", y otras porque me cuesta expresar con palabras lo que siento. Quizá por eso me gusta tanto mirar a los ojos, o me gusta mantener una cercanía física: intento decir de otra forma lo que no me sale con palabras.
Hay mil formas de comunicarse, y para la mayoría no hace falta la palabra, con un gesto o una mirada puede ser suficiente. Incluso por los silencios, hay gente que te dice más por sus silencios y lo que no dice, que por todo lo que te pueda contar.
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