Cuando era pequeña soñaba con casarme de blanco, en la Iglesia donde se casaron y posteriormente me bautizaron mis padres en Madrid (Santa Bárbara). Me imaginaba la Iglesia llena de luz, de flores y yo preciosa vestida de blanco (y ahora viene el "y fueron felices y comieron perdices"). Cómo era pequeña no era consciente de la implicación religiosa, yo pensaba simplemente que iba a ser el día más feliz de mi vida, y ya.
Lo que pasa es que uno crece, las ideas evolucionan... y yo me dí cuenta de que mi actitud hacia la vida y la sociedad no casaban con la moral católica, así que para indignación de mi madre dejé de ir a misa, a no comulgar con sus ideas... y decidí que si algún día me casaba, sería por lo civil, preferiblemente descalza, en una playa desierta, al anochecer.... escuchando el rumor de las olas (y también porque passsssooooo del jaleo que supone organizar una boda tradicional)... siempre y cuando mi pareja esté de acuerdo, todo en esta vida se negocia.
Total, que me acaba de llamar mi amiga Cristina, que se casa en junio, y de cuya boda (por la Iglesia) soy testigo. Pues me dice que el cura ha hablado con ellos, y que los testigos tenemos que ir a hablar con el cura, y que nos va a hacer una serie de preguntas: que si creemos que la pareja está preparada para casarse, que qué tal se llevan, que si yo estoy bautizada, he tomado la Comunión y estoy confirmada... la verdad es que es la primera vez que oigo que a un testigo se le sometía a un tercer grado, y además, aparte de que sólo la pareja sabe realmente si están preparados, o cómo se llevan, con todos los intríngulis de su relación, me parece una intromisión, tanto en su intimidad, como en la mía. Me explico: se "supone" que si acepto ser testigo de una boca católica es porque yo soy católica? es un requisito obligatorio?... es posible, pero la verdad es que sólo soy testigo porque mi amiga me lo ha pedido, y me hace ilusión porque para ella es importante. Y punto.
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