En una de las cartas que Jorge Bucay escribe en su libro "Cartas para Claudia" hace una reflexión que en su momento me impactó un poco:
"Siempre he pensado que la respuesta más hermosa a un "te quiero mucho" es "y yo me siento muy querido por ti"
Y esto tiene que ver con el "mostrar" (hacer algo evidente para que tú lo veas) y el "demostrar" (es una actitud que intenta probar algo para que tú lo creas)... y como dice el autor: "cuando muestro, parto del prejuicio de que tú no ves, y cuando demuestro, parto del prejuicio de que no crees".
Cuando no existen los prejuicios, cuando la aceptación es total, simplemento soy yo mismo, y actúo según lo que siento, sin ocuparme de lo que veas o lo que sientas...
Y aquí me toca hacer un par de reflexiones en voz alta: en muchas ocasiones, cuando le recriminamos a alguien (ya sea amigo o pareja) que no nos sentimos queridos, comprendidos, escuchados, atendidos... dónde está la frontera entre una necesidad nuestra no satisfecha y la actitud del otro?
Si hay algo que he aprendido es que no se pueden presuponer los pensamientos y sentimientos de los demás, porque la mayoría de las veces, y salvo que tengas la capacidad de leer la mente y los corazones (y la mayoría nos creemos que la tenemos... no nos engañemos), te sueles equivocar, entonces, cuando no te sientes querido, cómo saber si es porque la otra persona se comporta tal cuál es, o es que tú tienes una expectativa de cómo se tiene que comportar la otra persona para satisfacer una necesidad que tú tienes (y aquí ya se llega al colmo de un egoísmo mal entendido)?
"Siempre he pensado que la respuesta más hermosa a un "te quiero mucho" es "y yo me siento muy querido por ti"
Y esto tiene que ver con el "mostrar" (hacer algo evidente para que tú lo veas) y el "demostrar" (es una actitud que intenta probar algo para que tú lo creas)... y como dice el autor: "cuando muestro, parto del prejuicio de que tú no ves, y cuando demuestro, parto del prejuicio de que no crees".
Cuando no existen los prejuicios, cuando la aceptación es total, simplemento soy yo mismo, y actúo según lo que siento, sin ocuparme de lo que veas o lo que sientas...
Y aquí me toca hacer un par de reflexiones en voz alta: en muchas ocasiones, cuando le recriminamos a alguien (ya sea amigo o pareja) que no nos sentimos queridos, comprendidos, escuchados, atendidos... dónde está la frontera entre una necesidad nuestra no satisfecha y la actitud del otro?
Si hay algo que he aprendido es que no se pueden presuponer los pensamientos y sentimientos de los demás, porque la mayoría de las veces, y salvo que tengas la capacidad de leer la mente y los corazones (y la mayoría nos creemos que la tenemos... no nos engañemos), te sueles equivocar, entonces, cuando no te sientes querido, cómo saber si es porque la otra persona se comporta tal cuál es, o es que tú tienes una expectativa de cómo se tiene que comportar la otra persona para satisfacer una necesidad que tú tienes (y aquí ya se llega al colmo de un egoísmo mal entendido)?
Es difícil distinguir entre amor y necesidad, entre ese "amor de cuento de hadas" en el que un príncipe azul (o princesa) vendrá a rescatarnos de nuestras tribulaciones, y colmará todas nuestras necesidades... y un AMOR, así con mayúsculas, en el que nos damos cuenta de que con quien queremos compartir parte de la aventura es con el sapo horroroso, tomando el sol con él al lado de la charca...
La conclusión a la que llego con esto es que la única forma de AMAR es vaciarse de cualquier deseo y expectativa...