Agnotología o Cultura de la ignorancia

28 junio 2009

En la Muy del mes de junio aparece una entrevista a Robert Proctor, profesor de historia de la ciencia de la universidad de Stanford, que no sólo se dedica a enseñar, sino a comprobar qué no saben sus estudiantes.

El año pasado salió a la luz su libro "Agnotología: La construcción y destrucción de la ignorancia". Aquí os paso un extracto de su entrevista:
–¿Qué es la agnotología?
–Es el estudio de la política de la ignorancia. Investigo cómo la ignorancia se genera activamente a través de cosas como el secretismo en los avances científicos militares o por medio de políticas deliberadas. Es el caso del esfuerzo en generar confusión por parte de una industria del tabaco cuyo lema no es otro que “La duda es nuestro producto” (este fue explicado en detalle en la memoria de una compañía tabacalera de 1969). El conocimiento no siempre crece, también puede destruirse.
–¿La fabricación de ignorancia es un fenómeno frecuente?
–Sí, es bastante común. Uno de los casos más conocidos es el del calentamiento global. Los que niegan su existencia han repetido insistentemente durante años: “No está probado que se esté produciendo, necesitamos más investigación”. Piden mayor precisión, cuestionan los métodos físicos, idean posibilidades alternativas y crean cortinas de humo. Pero lo interesante es que muchas de las personas que están implicadas en esta campaña de desinformación son las mismas que también trabajan para las Big Tobacco –el término peyorativo para hablar de las grandes empresas tabacaleras–.

Y es que el post que escribí la semana pasada sobre las modas en las editoriales, esta entrevista, y otra que acabo de encontrar en el boletín de IO de junio a Juan Goytisolo, y que se expresa en la misma línea ("Estamos informados de lo que no es necesario. De lo realmente importante no nos cuentan nada. Por eso llegan sorpresas como el desplome de las bolsas"), me han hecho pensar.

¿Somos una sociedad cada vez más inculta?, ¿no somos, teóricamente, la sociedad de la información?. La cantidad de información que va surgiendo y a la que nos exponemos crece de forma exponencial, y cada vez es más difícil, por no decir imposible, centrar nuestra atención en todos los estímulos que recibimos. Así la atención pasa a ser un recurso escaso, y nuestra labor al acceder a la información comenzará por separar lo valioso del "ruido". Éste fenómeno recibe el nombre de "infoxicación", y está acuñado por Alfons Cornella.

Así que tenemos cada vez más cantidad de información por un lado, la capacidad limitada de atención y por tanto, de procesar información, y por otro lado, según las palabras de Antoni Brey: "la inclinación colectiva creciente hacia el pragmatismo y un desinterés por el conocimiento en sí mismo" (del libro "La Sociedad de la ignorancia" de Antoni Brey, Daniel Innerarity y Gonçal Mayos ). Y palabras muy similares en boca de Emilio Lledó: "me preocupa la ofuscación e ignorancia creciente de los políticos y de quienes tienen el poder. Me inquieta el no saber, el no querer saber y la manipulación de los medios de comunicación".

Consumimos sólo parte de la información, y en muchos casos la información es sólo parcial o está manipulada. Por otro lado, cada vez es mayor el número de personas a las que no les interesa aprender. Así de simple. Sus objetivos son cubrir sus necesidades primarias, sobre todo en una época como ésta. Y lo entiendo. "No voy a pararme a pensar que los problemas que tiene la sociedad actual para abastecerse energéticamente, por ejemplo, cuando no sé si voy a seguir conservando mi trabajo para hacerme cargo de mi familia".

El problema está cuando la educación de nuestros hijos depende de nosotros, y no somos capaces de inculcarles el deseo de aprender, cuando no ven en nosotros el más mínimo interés. El problema está en que hemos creado a la "generación ni-ni": que ni estudia ni trabaja, ni tiene ilusiones ni esperanzas.

El problema está en que tenemos en nuestras manos la democracia, y no somos capaces de pararles los pies a los políticos de pacotilla, que actúan desde el desconocimiento y son ellos los que con sus leyes, y nuestros votos, los que van dirigiendo a la sociedad hacia un destino en el que en muchos casos no estemos de acuerdo.

El problema está en una sociedad que no se molesta en conocer al otro, al extranjero, y esa falta de conocimiento genera miedo, y ese miedo es una de las semillas del racismo que crece en toda Europa, con el auge de la ultraderecha en las elecciones europeas.

Me gustaría pensar que aún estamos a tiempo de cambiar, si hay voces que se levantan reclamando información de calidad, si somos capaces de demandar información veraz y pertinente, quizá aún estemos a tiempo de seguir aprendiendo y poder solucionar muchos de los problemas que hemos creado.

Pequeñas lecciones de erotismo


I

Recorrer un cuerpo en su extensión de vela

es dar la vuelta al mundo.

Atravesar sin brújula la rosa de los vientos

islas, golfos,penínsulas, diques de aguas embravecidas

no es tarea fácil -sí placentera-

No creas hacerlo en un día o noche de sábanas explayadas.

Hay secretos en los poros para llenar muchas lunas,


II

El cuerpo es carta astral en lenguaje cifrado.

Encuentras un astro y quizá deberás empezar

a corregir el rumbo cuando

nube, huracán

o aullido profundo

te pongan estremecimientos.

Cuenco de la mano que no sospechaste.


III

Repasa muchas veces una extensión

Encuentra el lago de los nenúfares

Acaricia con tu ancla el centro del lírio

Sumérgete, ahógate, distiéndete

No te niegues el olor

la sal, el azúcar.

Los vientos profundos

cúmulos nimbus de los pulmones

niebla en el cerebro

temblor de las piernas

maremoto adormecido de los besos.


IV

Instálate en el humus sin miedo al desgaste

sin prisa.

No quieras alcanzar la cima.

Retrasa la puerta del paraíso.

Acuna tu ángel caído

revuélvele la espesa cabellera

con la espada de fuego usurpada

Muerde la manzana


V

Huele.

Duele

Intercambia miradas

saliva impregnante

Da vueltas

imprime sollozos

piel que se escurre

Pie hallazgo al final de la pierna

Persíguelo, busca secreto del paso forma del talón

Arco del andar bahías formando arqueado caminar

Gústalos


VI

Escucha caracola del oído

como gime la humedad

Lóbulo que se acerca al labio

sonido de la respiración

Poros que se alzan formando diminutas montañas

Sensación estremecida de piel insurrecta al tacto

Suave puente nuca desciende al mar pecho

Marea del corazón susúrrale

Encuentra la gruta del agua


VII

Traspasa la tierra del fuego la buena esperanza

Navega loco en la juntura de los océanos

Cruza las algas ármate de corales ulula gime

Emerge con la rama de olivo

Llora socavando ternuras ocultas

Desnuda miradas de asombro

Despeña el sextante desde lo alto de la pestaña

Arquea las cejas abre ventanas de la nariz

VIII

Aspira suspira

Muérete un poco

Dulce lentamente muérete

Agoniza contra la pupila extiende el goce

Dobla el mástil hincha las velas

Navega dobla hacia Venus

estrella de la mañana

-el mar como un vasto cristal azogado-

Duérmete náufrago.

Gioconda Belli

Más allá del amor...


Un amor más allá del amor,
por encima del rito del vínculo,
más allá del juego siniestro
de la soledad y de la compañía.

Un amor que no necesite regreso,
pero tampoco partida.
Un amor no sometido a los fogonazos
de ir y de volver,
de estar despiertos o dormidos,
de llamar o callar.

Un amor para estar juntos
o para no estarlo
pero también para todas las posiciones
intermedias.

Un amor como abrir los ojos.
Y quizá también como cerrarlos.


Roberto Juarroz

Acúsame de mujer

22 junio 2009

¿Cómo decirte hombre
que no te necesito?
No puedo cantar a la liberación femenina si no te canto
y te invito a descubrir liberaciones conmigo.
No me gusta la gente que se engaña diciendo
que el amor no es necesario
-'témeles, yo le tiemblo'
Hay tanto nuevo que aprender,
hermosos cavernícolas que rescatar,
nuevas maneras de amar
que aun no hemos inventado.
A nombre propio declaro
que me gusta saberme mujer
frente a un hombre que se sabe hombre,
que sé de ciencia cierta
que el amor es mejor que las multi-vitaminas,
que la pareja humana es el principio inevitable de la vida,
que por eso no quiero jamás
liberarme del hombre;
lo amo con todas sus debilidades
y me gusta compartir con su terquedad
todo este ancho mundo
donde ambos nos somos imprescindibles.
No quiero que me acusen de mujer tradicional
pero pueden acusarme
tantas como cuantas veces quieran
de mujer.
Gioconda Belli
Managua, 1948

Darlo todo por perdido


Darlo todo por perdido.
Allí comienza lo abierto.

Entonces cualquier paso
puede ser el primero.

O cualquier gesto logra
sumar todos los gestos.

Darlo todo por perdido.
Dejar que se abran solas
las puertas que faltan.

O mejor:
dejar que no se abran.

Roberto Juarroz

Modas editoriales

Esta sociedad de consumo que se guía por la moda del momento me asusta. El que en un momento dado todos vistamos según los dictados de los gurús del momento hace que parezcamos aún más borregos (y lo siento por el que se ofenda). Pero seguimos, prácticamente todos, las directrices que marcan las grandes compañías y unos cuantos "iluminados", ¿o no?.

Aunque la verdad, es que no me preocupa tanto la moda a nivel de vestido, como a nivel literario. Y es que desde hace algunos años, creo que prácticamente desde el lanzamiento de El Código Da Vinci (el súper éxito de ventas de Dan Brown), la "moda" ha llegado a las librerías. Con el éxito de éste libro se pusieron de moda los Templarios, y tuvimos templarios hasta en la sopa: miniseries de televisión, libros sobre los templarios, sobre sociedades secretas... más todo lo que el libro dio de sí: varios autores se dedicaron a escribir libros "descifrando las claves del Código Da Vinci", y otros tantos escribieron "desmintiendo el Código Da Vinci".

La semana pasada me dí una vuelta por un par de librerías, y salí asombrada por la cantidad de títulos sobre la misma temática: dos o tres títulos distintos sobre aventuras de vampiros adolescentes (en la línea de la saga de Crepúsculo, que sí, me leí y me enganché completamente... de vez en cuando la "literatura ligera" no viene mal), tres o cuatro libros sobre Hypatia (entiendo que salen a raíz del estreno en otoño de Ágora, la nueva película de Alejandro Amenábar -he visto el tráiler como tres veces y se me hace larga la espera hasta el estreno-), otros tantos títulos sobre niñ@s magos al estilo de Harry Potter... y así, un sinfín de títulos sobre la misma temática.

El poderoso caballero Don Dinero mueve todos los hilos, pero se me antoja complicado discernir cómo lo hacen las editoriales para anticipar un éxito como el de la saga de Crepúsculo, o cualquier otra, y lanzar, prácticamente a la vez, tres o cuatro libros similares. Vale, pongamos que el lanzamiento del primer libro es todo un éxito y el resto de editoriales se dan cuenta de que han encontrado a la gallina de los huevos de oro, ¿qué hacen? ¿llaman a escritores de "segunda fila" y les encargan libros similares, escritos en un plazo de tiempo ridículo? ¿dónde quedan la creatividad, la fantasía?¿cuándo el trabajo de investigación y documentación? (en este sentido siempre he creído que esta parte del trabajo es fundamental, aunque se trate de un libro fantástico).

Así, llegan a nuestras librerías cientos de libros iguales, con lo que la variedad y el gusto por otros temas queda para librerías en internet, o librerías especializadas. En ese sentido las librerías actuales me recuerdan a las grandes cadenas de salas de cine (participadas en su mayoría por productoras y distribuidoras): son solo un canal para consumo de masas en el que la opinión del espectador (o del lector) poco importa, y lo que marca la oferta es la caja registradora.

Y aún así lo llamamos cultura. Y no es que no lo sea, pero creo que deberíamos hacer más por exigir literatura de calidad, buscar la variedad y ampliar los horizontes, porque la cultura sirve para eso, para ampliar horizontes.

Abrazos gratis

13 junio 2009


Y detrás de cada abrazo una sonrisa...
Un abrazo es la danza entre dos almas,
fundirse el uno en el otro.
Un encuentro sin barreras
en el que se caen todos los miedos,
las máscaras y las armaduras.


Manos...

11 junio 2009


He encontrado el lugar justo
donde se ponen las manos,
a la vez mayor y menor que ellas mismas.

He encontrado el lugar
donde las manos son todo lo que son
y también algo más.

Pero allí no he encontrado
algo que estaba seguro de encontrar:
otras manos esperando las mías.


Roberto Juarroz

Murakami: Más allá de la realidad

Comencé a oir su nombre con insistencia en Octubre de 2008: "Presentación en España del nuevo libro de Haruki Murikami, After Dark".

No miento al afirmar que no había oído hablar de él en la vida, y de repente apareció en todos los medios: radio, televisión, internet... incluso algún amigo comenzó a hablarme de él. No me llamó nada la atención, hace unos meses estaba concentrada en otro tipo de libros. Pero un día, en un Vips, ví uno de sus libros "Kafka en la orilla" y me leí el resumen de la contraportada. No tenía mala pinta, pero volví a dejarlo en su sitio.

Y su nombre seguía sonando en los telediarios... y en cada tienda por la que pasaba veía el dichoso libro. Al cabo de dos semanas volví a ver el libro en una tienda en una estación de tren, y lo compré. Pensé: "este libro me persigue... creo ya es el momento de llevármelo a casa".

Hay quien dice que el que lee a Murakami, o se engancha, o suelta el libro y sale corriendo. Yo estoy completamente enganchada.

Haruki Murakami nació en Kioto a principios de 1949. Hijo de profesores de literatura en el Japón de la posguerra, estudió literatura y teatro griegos y su primer trabajo fué en una tienda de discos. Después abrió su propio club de jazz. Vivió en Europa y América.

Las pocas cosas que se saben de él, pues guarda celosamente su intimidad, se dejan sentir en sus libros. Sobre todo la música: cada uno de sus libros tiene su propia banda sonora.

Como dice el refrán: nadie es profeta en su propia tierra. Entre la élite literaria de Japón es tachado de "escritor pop", y sus libros de "surrealistas". En cambio, entre la juventud de su país, y en prácticamente todo Occidente, la aparición de un nuevo libro suyo se convierte en el acontecimiento del año. La razón de que Murakami mueva masas es, para mí, que en sus libros se reflejan angustias vitales por las que todos pasamos, sin que salgan de nosotros mismos.

Hasta ahora me he leído cuatro de los libros que están traducidos al español: "Tokio blues. Norwegian wood", "Kafka en la orilla", "Sauce ciego, mujer dormida" y "After Dark". En todos ellos priman los sentimientos de pérdida de uno mismo, la búsqueda de un sentido, el vacío, la tristeza, la soledad y el valor de lo efímero. Las historias son íntimas, los sentimientos flotan en el aire, la tristeza es como una niebla que lo envuelve todo y no deja ver con claridad. Y es en esa niebla donde el mundo real y la fantasía se diluyen, donde aparece ese toque irreal, bastante cercano a la mitología japonesa (como bien aparece reflejado en "Kafka en la orilla" y en alguno de los cuentos de "Sauce ciego, mujer dormida")... en sus libros aparecen espíritus (en la mitología japonesa hay millones, por ejemplo, cada uno de los fenómenos naturales es la manifestación de una deidad: vientos suaves, fuertes, ríos, montañas, árboles...), el símbolo del espejo (el reflejo de uno mismo como análisis de nuestro "otro yo"), animales con personalidad propia... ese toque de fantasía me recuerda a películas como "El Castillo ambulante" y "El viaje de Chihiro".

También me llama poderosamente su forma de tratar el sexo, o mejor dicho, cómo viven sus personajes el sexo: de forma suave, tranquila... no son encuentros apasionados, hasta podría decirse que sus personajes viven el sexo de forma muy cohibida, tal vez como reflejo de cómo viven los japoneses la sexualidad y el mundo de las emociones (represión, falta de contacto físico, no expresión de las emociones... al menos de puertas para afuera).

Personalmente, me encanta. Me ha ayudado a adentrarme en una sociedad tan hermética como la japonesa, llena de claroscuros. Hace que mi imaginación vuele.

Acaba de publicar su nueva novela: 1Q84. Ha vendido más de un millón de ejemplares en sólo 12 días. ¿Cuándo la tendremos en España?

Estoy contigo...

10 junio 2009



Estoy contigo.
Pero por encima de tu hombro
me dice adiós tu mano que se aleja.


Entonces yo contengo mi mano
para que no nos traicione ella también.



E insisto:
estoy contigo.


Los innegables títulos del adiós
abandonan entonces provisoriamente sus derechos.



Y nuestras manos se aquietan
en las equidistancias de estar juntos





Roberto Juarroz


Argentina, 1925-1995

¿Qué me falta?

Es duro mirarse en el espejo
y saber que me falta algo...
es aún más duro no saber
qué es ese algo.
Saber sólo
que nunca seré...

Paseos

08 junio 2009

Todo cambia, y a veces, con ese "todo", perdemos buenas costumbres. Hasta hace algunos meses tenía una buena costumbre, más vinculada a las circunstancias que otra cosa, pero que hasta hoy no me he dado cuenta de cuánto lo echaba de menos.

Detrás de mi edificio hay un pequeño jardín, y lo que yo hacía era, tarde tras tarde, bajarme un rato (bueno, y ratos que llegaban a las dos horas) a darme un paseo al jardín, chocolate con leche en mano, mientras hablaba por teléfono.

Aparte de lo relajante que pueda resultar una charla por teléfono, creo que el darse un paseo sin rumbo, prácticamente girando sobre uno mismo en un pequeño jardín, también es de lo más relajante.

Así que acabo de coger mi chocolate, y sin teléfono esta vez, me he dado un pequeño paseo de cuarto de hora por el jardín, observando los estragos que la lluvia ha causado en las flores (ha sido una buena tormenta), descubriendo los dibujos que han hecho un montón de orugas en las hojas de un arbolillo, especialmente en los brotes más tiernos, aspirando el olor a tierra mojada...
incluso al lado de la M-40, si cierras los ojos y te concentras, eres capaz de borrar de tu mente el zumbido de la carretera y escuchar el canto de las urracas que anidan en las cercanías.

La puñeta es que sigo sin mi cámara. Tengo mono, de veras. Creo que debería bajarme a dar otro paseo a ver si se me quita... :)

El juego de los espejos


El tema de este post lleva un par de meses dándome vueltas por la cabeza, y no tenía muy claro cómo hablar de esto. Y debe ser que el estar en vela me ha aclarado un poco las ideas (por cierto, un consejo, si os echáis un siestón de más de dos horas un domigo pre-lunes laborable... no os toméis después un café, por si las moscas...).

La cosa es que esta tarde he leído un post sobre este tema, en un blog que he descubierto esta misma semana. Y el post hablaba sobre la capacidad de escuchar y la empatía de las personas (casualmente, sobre la capacidad de escuchar acabo de leer otro post en el blog de Eduard Punset, pero dedicado a los taxistas).

En el post que he leído, la autora hablaba de cómo había estado hablando de un problema con un amigo, y éste, en vez de escuchar, ha comenzado a darle consejos sobre qué debería hacer en esa situación. La autora, ante esa reacción, se ha sentido presionada y ha terminado enfadándose: ella no le había pedido su consejo, sólo le había pedido que le escuchara, sólo quería su atención, y el apoyo de un amigo para desahogarse.

El saber escuchar es un don tan extraño como precioso. El ser humano, por regla general, ante la demanda de alguien de ser escuchado, reacciona creyendo que tras esa demanda de atención se encuentra una demanda de "ayúdame a buscar una solución" y creo que ante esa demanda reaccionamos y no sólo damos nuestra opinión, sino que decimos qué hacer y cómo. Acabo de recordar que en el libro "Los hombres son de Marte y las mujeres son de Venus" hablaban de esto mismo, pero diferenciado por sexo: en el libro se afirma que cuando una mujer acude con sus problemas a un hombre, éste tiene la creencia de que lo que se espera de él es una solución, cuando ella lo que busca es alguien que escuche mientras describe sus problemas en voz alta, con el único fin, quizá, de aclararse ella misma.

La capacidad de escuchar está tremendamente vinculada a la empatía. Y es a la empatía a la que yo llamo "el juego de los espejos". La empatía se define como la capacidad de ponerse en el lugar de otro, y entender sus sentimientos. La empatía no existiría sin la capacidad de "escuchar" (que no oír) al otro. Pero cuando escuchamos y reaccionamos dando consejos no pedidos, creo que lo hacemos desde un "yo en el otro", me explico: le digo al otro lo que creo que debe hacer, pero no desde la posición de lo que yo sé o conozco del otro, aunque esté teniendo en cuenta sus sentimientos, lo estoy haciendo desde mi propia historia, lo que yo sé, he vivido y sentido. Le estoy aconsejando en función de cómo actuaría yo si fuera él. Para mí, la empatía así entendida se queda coja.

Para mí la empatía debe ser todo un ejercicio de "yo soy el otro": qué sé de la persona que tengo en frente, cuáles son su problemas, sus debilidades, sus fortalezas, que le anima o que no, cómo ha salido de otras situaciones similares... y cuando he hecho su yo mío, entonces, y sólo si nos lo piden, es cuando deberíamos dar un consejo sobre qué hacer o cómo hacerlo. Es francamente difícil, en primer lugar porque lo que se pone a prueba es nuestro conocimiento y nuestro interés en el otro, y ahí es cuando nos damos cuenta de la profundidad de nuestras relaciones. Y en segundo lugar, porque desvincularse de nuestra propia historia para sumergirnos en la del otro puede ser una ardua tarea que implica romper todos nuestros esquemas mentales.

Me pongo delante del espejo, y primero te veo a ti, con tu alegría y tu dolor. Ves mi reflejo y yo veo el tuyo. Tu ves mi mundo tras el espejo y yo veo el tuyo. Si acerco mi mano al espejo, cuando nuestros dedos se toquen, yo seré tú y y tú también estarás dentro de mí, tus ojos verán a través de los míos, y mi corazón latirá a través del tuyo. Cuando nuestros dedos se toquen, se unirán nuestras almas, y seremos uno.





Dependencias (II)

05 junio 2009

Cita del actual Dalai Lama:

"Al principio de nuestra vida, y una vez más cuando envejecemos, nos hacen falta la ayuda y el cariño de los demás. Desgraciadamente, entre estos dos periodos de nuestra vida, durante el tiempo en el que somos fuertes y capaces de cuidar de nosotros mismos, descuidamos el valioso cultivo del cariño y de la compasión. Puesto que nuestra propia vida comienza y termina con necesidad de afecto, ¿no sería mejor que practicásemos la compasión y el amor hacia los demás mientras somos fuertes y capaces?"

Una de las máximas de un amigo mío es que nacemos y morimos solos, y que por eso debemos aprender a resolver nuestros problemas solos. Si bien esto es cierto, no es menos cierto que como dice el Dalai Lama, es en estas dos situaciones, aunque sea un trago que pasa uno solo, cuando más necesitamos a los demás.