Desde hace algo más de una semana me envuelve el silencio... no es un silencio opresivo o solitario... es el silencio de la búsqueda de uno mismo, comprensivo... de alguna forma me hace compañía, es difícil de explicar.
Cuando uno toma una decisión a veces no es consciente de la globalidad de las consecuencias, sobre todo si esa te decisión te lleva a una experiencia vital completamente nueva. Para mi esa experiencia supone vivir sola (bueno, con mis gatos) por primera vez en mi vida. Siempre he estado rodeada de gente y de ruido: primero mi familia y después mi pareja... y hoy me doy cuenta de la importancia que tiene el silencio y la soledad para encontrarse a uno mismo.
Tengo la suerte de que me adapto con relativa facilidad a las nuevas situaciones, y para llevar una semana y algo sola, no lo llevo mal. Los comienzos fueron duros, como casi todos los comienzos... pero día a día valoro más la tranquilidad, el silencio... el pensar... o el vaciar la mente por completo en absoluta libertad.
Llego a casa y no siento la necesidad de poner la televisión o música, por el simple hecho de que haya algo de ruido en la casa, que no parezca vacía. Me deleito en el silencio.
Y estoy pensando en su importancia por la reciente experiencia de una de las personas que me acompañan en mi viaje por el laberinto, y al que me gustaría considerar como amigo. Ha estado en Japón, visitando un monasterio Zen . La meditación en Zen no necesita de mantras... sólo la concentración en el silencio... hasta que lo demás desaparece, y sólo queda el YO.
Mi amigo el miércoles me hizo un regalo: me pasó a una sala donde sobre una larga mesa tenía decenas de copas y cálices, y me dijo que escogiera una. Elegí una copa de cristal negro, europea (el resto procedía de sus viajes por todo el mundo). Y la escogí nada más verla, sin apenas fijarme en las demás, desde la entrada de la sala. Y cuando me acerqué a ella me sorprendí al ver que dentro había una flor de loto , de cristal.
Hace ya mucho que no creo en las casualidades, creo que todo está relacionado, y todo tiene un por qué, aunque no seamos capaces de verlo en primera instancia. Para mi amigo el grial simboliza la búsqueda del yo profundo... el mismo camino que estoy buscando en silencio...
Cuando uno toma una decisión a veces no es consciente de la globalidad de las consecuencias, sobre todo si esa te decisión te lleva a una experiencia vital completamente nueva. Para mi esa experiencia supone vivir sola (bueno, con mis gatos) por primera vez en mi vida. Siempre he estado rodeada de gente y de ruido: primero mi familia y después mi pareja... y hoy me doy cuenta de la importancia que tiene el silencio y la soledad para encontrarse a uno mismo.
Tengo la suerte de que me adapto con relativa facilidad a las nuevas situaciones, y para llevar una semana y algo sola, no lo llevo mal. Los comienzos fueron duros, como casi todos los comienzos... pero día a día valoro más la tranquilidad, el silencio... el pensar... o el vaciar la mente por completo en absoluta libertad.
Llego a casa y no siento la necesidad de poner la televisión o música, por el simple hecho de que haya algo de ruido en la casa, que no parezca vacía. Me deleito en el silencio.
Y estoy pensando en su importancia por la reciente experiencia de una de las personas que me acompañan en mi viaje por el laberinto, y al que me gustaría considerar como amigo. Ha estado en Japón, visitando un monasterio Zen . La meditación en Zen no necesita de mantras... sólo la concentración en el silencio... hasta que lo demás desaparece, y sólo queda el YO.
Mi amigo el miércoles me hizo un regalo: me pasó a una sala donde sobre una larga mesa tenía decenas de copas y cálices, y me dijo que escogiera una. Elegí una copa de cristal negro, europea (el resto procedía de sus viajes por todo el mundo). Y la escogí nada más verla, sin apenas fijarme en las demás, desde la entrada de la sala. Y cuando me acerqué a ella me sorprendí al ver que dentro había una flor de loto , de cristal.
Hace ya mucho que no creo en las casualidades, creo que todo está relacionado, y todo tiene un por qué, aunque no seamos capaces de verlo en primera instancia. Para mi amigo el grial simboliza la búsqueda del yo profundo... el mismo camino que estoy buscando en silencio...
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