Vale, lo reconozco... a nivel laboral soy demasiado perfeccionista, sobre todo si de mi trabajo depende alguien... por eso me joden infinitamente (y perdón por el palabro) esos fallos tontos, fruto de despistes, que impiden que los demás trabajemos tranquilamente.
Y no debería rebotarme tanto, porque yo soy la primera que tiene unas faltas de atención que te caes de espaldas...
La religión del ateísmo
Hace 10 años
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