Hay días en que me levanto con el pie izquierdo... o que lo veo todo gris... y aunque intento (píiiiii-palabra prohibida)... aunque mantengo el ánimo, a veces se me hace tremendamente cuesta arriba... porque tienes una montaña inmensa delante de tí, escarpada, helada... y no ves la cumbre, porque está oculta por jirones de nubes... y no ves dónde agarrarte para seguir subiendo... y estás sólo, a veces no tienes a alguien para compartir el camino... o que te tienda una mano durante la subida... aunque realmente estás rodeado de un montón de gente que disfrutan tranquilamente de su picnic del domingo... y aferrándote a no sabes qué, sólo a que en tu fuero interno necesitas seguir subiendo, lanzas una mano hacia arriba y te aferras a un saliente... y miras otra vez hacia la cumbre...
La religión del ateísmo
Hace 10 años
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