El manifiesto por la defensa de los derechos en internet y la cumbre de Copenhague

10 diciembre 2009

Lo puse en facebook un par de días antes de que comenzara la cumbre de Copenhague: "Igual que se ha movido la red por el tema de la defensa de nuestros derechos en internet deberíamos movernos para apoyar la cumbre de Copenhague y que no quede en agua de borrajas".

Y aviso, este post va a ir cargadito de demagogia barata (como yo lo llamo, erróneamente o no, pero es como lo siento). También es mezclar churras con merinas, pero es mi visión. 

Y es que el grupo que se creó en Facebook a raíz de la presentación del anteproyecto de la ley de economía sostenible, junto con el anexo donde se insinua la supresión de webs que vulneren los derechos de autor ("estupendamente" protegidos por la SGAE) consiguió movilizar a la red y a los medios, incluso al ministerio de Cultura de una forma sin precedentes. La reacción de la sociedad fue brutal, el grupo en facebook ya tiene casi 175.000 miembros, se salió a la calle (aunque "de paseo"), se dedicaron editoriales y cierres de noticiarios. El mundo se volvió loco porque la censura asomaba las orejas de nuevo (o al menos eso es lo que afirman nuestros amigos de PP, únicos en decir -votar- una cosa o todo lo contrario dependiendo del foro que se trate). Si bien es cierto que apoyo totalmente el manifiesto que se redacto en contra de la citada ley, que estoy admirada de la reacción popular que se generó después, estoy totalmente de acuerdo con la opinión que da Enrique Dans (uno de los que acudieron a la reunión con la ministra) en su blog  (y que conocí por una amigo): "aún no hemos conseguido nada, hay que seguir escribiendo, seguir mandando mensajes al gobierno, seguir movilizándonos...". Y es que tenemos una tendencia al inmovilismo y al "ya lo harán otros" que me saca de quicio, y que que ralla en el suicidio colectivo si lo vemos como una de las características intrínsecas de nuestra sociedad. 

Y frente a esta explosión sin consecuencias aparentes (al menos aún) me encuentro con que el futuro de este planeta se lo están jugando, durante estos días, en Copenhague. Y mucho me temo que pasará la cumbre sin pena ni gloria, y que no se llegará a ningún acuerdo vinculante para reducir las emisiones de CO2, porque nuestros representantes están muy ocupados con "mamá, mamá, él contaminó primero", "yo no puedo hacerlo, porque aún estoy en edad de crecer" y la culpa la tienen "fulanito y menganito".  Y mientras ellos están tirándose piedras los unos a los otros, nosotros, "la calle", nos quedamos mirando... bueno, mejor dicho, ni eso. Si bien es cierto que el día que comenzó la cumbre los periódicos de este país lanzaron un editorial conjunto apoyando la toma de medidas y recalcando su importancia, según han pasado los días parece que las voces se han ido apagando. Ayer me llegó un mensaje de Greenpeace Int. y hoy otro de Greenpeace España animando para que la gente se eche a la calle, para que se siga escribiendo a los gobiernos, para que se siga presionando... en definitiva, para HACER RUIDO, para concienciar y mentalizar a la población de que este es un PROBLEMA GRAVE y ES UN PROBLEMA DE TODOS. 

Y es que creo que el problema lo vemos aún muy lejano: no son nuestras casas las que desaparecen bajo las aguas, ni nuestros terrenos los que se mueren por la sequía, no somos nosotros los millones de personas que ya son refugiados climáticos... ni creemos que vayamos a ser los cientos de millones que se prevén de aquí a dos décadas. Nosotros somos ricos, y vivimos en una sociedad avanzada. En un país cuyos gobernantes se ocuparán de buscarnos el suministro de agua cuando el verano que viene no nos llegue el agua a casa, si continúan las altas temperaturas y sigue sin llover. Esos mismo gobernantes que aún están aquí, dedicándose no sé muy bien a qué, y que la semana que viene irán al cierre de la cumbre, para salir guapos en la foto, pero que no habrán tomado ninguna decisión, que no habrán negociado, que no se han preocupado de sentarse y enfrentarse a la realidad, y tomar medidas para intentar solucionarlo.

Y nosotros mientras, ¿qué? ¿nos quedaremos mirando sin hacer nada, esperando a ver qué hacen ellos?, si ellos no se mueven les tendremos que mover nosotros, y ser nosotros los primeros en echar a andar, hacer que arda la red, pedir, reclamar y manifestarse.  Si ellos ven que no nos importa, no se moverán, porque lo que a fin de cuentas les importa es el poder y los votos. Pero si luchamos, si nos preocupamos, aunque sólo sea por captar nuestros votos, por hacer ver que les interesa (es así de triste, pero es la realidad) quizá consigamos que salga algo de esta cumbre. 

No está en sus manos, está en las nuestras. 








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