A veces nos pasamos la vida persiguiendo un objetivo, un sueño de realización personal, y pensamos que el alcanzarlo nos hará inmensamente felices.
No es malo perseguir nuestros sueños, al contrario, es lo que nos hace muchas veces levantarnos cada día y seguir luchando... el problema son las expectativas que volcamos sobre ese objetivo, la idealización del mismo.
Hablando en plata: yo me he matado a trabajar para conseguir un puesto por el que había soñado desde hacía más de siete años. Mi problema: lo había idealizado, y aunque ahora mismo me está aportando muchísimas cosas, también es cierto que me aporta igual número de sinsabores.
Nos vamos marcando metas, una detrás de otra, sin pararnos a pensar el por qué, con qué objeto... intentamos llenar un vacío a través de una actividad frenética, justificando que no tenemos tiempo para pararnos a pensar en ello...
Todos los sueños son hermosos mientras se persiguen... pero todas las rosas tienen espinas...
La religión del ateísmo
Hace 10 años
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