Es una receta increíble para cuando viene gente a casa, porque es casi una delicatessen y gusta a todo el mundo, incluso a mí (sí, a mi... a mi, que prácticamente no me gusta el queso, y esta receta lleva queso de cabra, aquí me encanta!).
Y lo siento, pero va sin foto... :(
Ingredientes (4 tostas... ahora, llegaremos a tosta por persona... no creo, seguro que quieren repetir!):
4 Rebanadas de pan de 2 cm de grosor (tiene que ser un pan firme, Chef usaba chapata, pero puedes usar pan de hogaza, el de pueblo de toda la vida)
200 gr de queso de cabra en rulo
1 cucharada sopera de azúcar
100 ml de vino de Oporto
1 cebolla grande cortada en juliana (yo usé chalotas, que son más dulces, y como son más pequeñas usé 4, una por tosta).
Un chorrito de aceite de oliva virgen extra
Receta:
Calentamos el aceite en la sartén y echamos la cebolla, y la vamos a pochar un poquito antes de echar la cucharada de azúcar, vamos removiendo y después echamos el vino de Oporto. Todo esto a fuego medio, hasta que se reduzca el vino y quede como un caramelo (vamos, este paso es el de hacer una cebolla caramelizada de toda la vida).
Mientras caramelizamos la cebolla vamos encendiendo el horno, en la posición de gratinar.
Colocamos las rebanadas de pan en una placa de horno y encima colocamos una cucharada generosa de la cebolla caramelizada con vino de Oporto. Y encima colocamos una loncha, no muy gruesa, de queso de cabra. Y metemos la bandeja en el horno, para gratinar un poco el queso, que cogerá un tono dorado y se fundirá muy ligeramente. Sacamos cuando el queso tenga tonos dorados y dejamos enfriar un poco. Personalmente a mí me gusta comerla cuando está templada.
Es una exquisitez y admite un montón de variante.
Para la próxima receta, mi tosta favorita: la de cebolla caramelizada con Pedro Ximénez y mousse de foie de Oca...
Feliz fin de semana!
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