Se deslizó despacio entre las sábanas, sin hacer ruido, no quería despertarle... tenía una sorpresa.
Tenía los pies helados de frío, a pesar de llevar los calcetines puestos, así que cogió rápido una camiseta suya y se fué a la cocina.
Él siempre se preocupaba de los demás, de sus problemas, de sus alegrías... dando de sí tanto que a veces parecía que no le quedaba nada para él... ella sólo era una luna más en su universo. Un universo más lleno de vida, luz y sabiduría de lo que nadie se podría imaginar...
Se encerró en la cocina y comenzó a prepar el desayuno: café con leche, pan tostado con tomate... croissants con mermelada, zumo de naranja... todo bien colocado en una bandeja... sólo faltaba un detalle: salió al jardín y cortó dos rosas, una blanca y otra roja.
Volvió a la cocina, las colocó en la bandeja y volvió con ella a la cama. La colocó en la mesilla, se sentó a su lado y con una de las rosas le acarició la frente, los ojos, los labios... seguía dormido, así que le besó y le susurró "te quiero" al oído... cuando él abrió los ojos le dijo: "te he hecho el desayuno"... el sólo la abrazó fuerte... "Gracias"
4 Comentarios:
¿Te hicieron este regalo?
7 de enero de 2009, 9:20El pà amb tomaquet és infalible por las mañanas :O
Besos catalanes, MUÁ!
Jajajaja infalible por las mañanas? es posible...
7 de enero de 2009, 9:29No, es un regalo que me hicieron...en el relato es ella la que hace el regalo :), es algo muy pequeño, pero personalmente a mí, que me hagan el desayuno y me despierten así, me encantaría... le gustará al chico? esperemos que sí...
Un beso enorme
Le gustará.
9 de enero de 2009, 17:48El tomate tiene mucho hierro :O
Jijiji... eso dice mi amigo Alberto... que roba el tomate de las ensaladas de los demás jajajaja...
10 de enero de 2009, 23:15Publicar un comentario