A veces tenemos demasiada prisa por llegar a los sitios... vamos corriendo, fijándonos en nuestro objetivo, sin disfrutar del paisaje que transcurre ante nosotros... estamos tan ciegos buscando el final del camino que no aprendemos del vuelo de la mariposa, del trabajo de las hormigas, del susurro del viento en las hojas...
Hay veces en que giramos alrededor nuestra, y somos como un agujero negro, absorbiendo hasta la luz que nos rodea, cuando deberíamos ser un agujero blanco... expandiendo la luz.
A veces hay que dar pasitos muy pequeños, no creer que lo sabemos todo, y afirmar los pies en el suelo...
incluso hay que tumbarse en la hierba, mirar al cielo y ver pasar las nubes... y entonces cierras los ojos y te das cuenta de que sólo eres una mota de polvo en el Universo, pero que aún así, eres importante...
Y sigue disfrutando, porque llegarás a tu meta en el momento adecuado, el día preciso...
A veces hay que dejar de buscar, y dejar a la vida hacer su trabajo, que ella nos enseñe.
La religión del ateísmo
Hace 10 años
1 Comentarios:
comparto profundamente esa idea: la vida va, es cuestión de ir con ella, de algún modo no tener prisa es una forma de fe, de confiar en que todo tiene sentido y no es necesario forzarlo
31 de julio de 2008, 22:33un saludo y un abrazo identificado en esa forma de pensar
Publicar un comentario