
Querido Lobo:
Llego aquí después de cruzar el mar abierto del bosque,
el mar vegetal que habitas,
el abierto de ira en la oscuridad y la luz que lo cruza
a hurtadillas,
en su densa, inhabitable noche de aullidos que impera
incluso de día o en el silencio
mar de resmas de hojas
que caen y caen y crecen y brotan, todo al mismo tiempo,
de yerbas entrelazadas,...