Modas editoriales

22 junio 2009

Esta sociedad de consumo que se guía por la moda del momento me asusta. El que en un momento dado todos vistamos según los dictados de los gurús del momento hace que parezcamos aún más borregos (y lo siento por el que se ofenda). Pero seguimos, prácticamente todos, las directrices que marcan las grandes compañías y unos cuantos "iluminados", ¿o no?.

Aunque la verdad, es que no me preocupa tanto la moda a nivel de vestido, como a nivel literario. Y es que desde hace algunos años, creo que prácticamente desde el lanzamiento de El Código Da Vinci (el súper éxito de ventas de Dan Brown), la "moda" ha llegado a las librerías. Con el éxito de éste libro se pusieron de moda los Templarios, y tuvimos templarios hasta en la sopa: miniseries de televisión, libros sobre los templarios, sobre sociedades secretas... más todo lo que el libro dio de sí: varios autores se dedicaron a escribir libros "descifrando las claves del Código Da Vinci", y otros tantos escribieron "desmintiendo el Código Da Vinci".

La semana pasada me dí una vuelta por un par de librerías, y salí asombrada por la cantidad de títulos sobre la misma temática: dos o tres títulos distintos sobre aventuras de vampiros adolescentes (en la línea de la saga de Crepúsculo, que sí, me leí y me enganché completamente... de vez en cuando la "literatura ligera" no viene mal), tres o cuatro libros sobre Hypatia (entiendo que salen a raíz del estreno en otoño de Ágora, la nueva película de Alejandro Amenábar -he visto el tráiler como tres veces y se me hace larga la espera hasta el estreno-), otros tantos títulos sobre niñ@s magos al estilo de Harry Potter... y así, un sinfín de títulos sobre la misma temática.

El poderoso caballero Don Dinero mueve todos los hilos, pero se me antoja complicado discernir cómo lo hacen las editoriales para anticipar un éxito como el de la saga de Crepúsculo, o cualquier otra, y lanzar, prácticamente a la vez, tres o cuatro libros similares. Vale, pongamos que el lanzamiento del primer libro es todo un éxito y el resto de editoriales se dan cuenta de que han encontrado a la gallina de los huevos de oro, ¿qué hacen? ¿llaman a escritores de "segunda fila" y les encargan libros similares, escritos en un plazo de tiempo ridículo? ¿dónde quedan la creatividad, la fantasía?¿cuándo el trabajo de investigación y documentación? (en este sentido siempre he creído que esta parte del trabajo es fundamental, aunque se trate de un libro fantástico).

Así, llegan a nuestras librerías cientos de libros iguales, con lo que la variedad y el gusto por otros temas queda para librerías en internet, o librerías especializadas. En ese sentido las librerías actuales me recuerdan a las grandes cadenas de salas de cine (participadas en su mayoría por productoras y distribuidoras): son solo un canal para consumo de masas en el que la opinión del espectador (o del lector) poco importa, y lo que marca la oferta es la caja registradora.

Y aún así lo llamamos cultura. Y no es que no lo sea, pero creo que deberíamos hacer más por exigir literatura de calidad, buscar la variedad y ampliar los horizontes, porque la cultura sirve para eso, para ampliar horizontes.

1 Comentarios:

Fernando García Pañeda dijo...

Qué sencilla y buena entrada, Cristina.
Cierto, la cultura es para eso.
El problema es que los libros están (por el momento) en manos de una industria, de empresarios y consejos de administración.
Con un poco de suerte, eso cambiará, como ha ocurrido con la música. Porque lo importante de los libros es su contenido, no el conjunto de papeles con tapas duras o blandas que nos venden por unos euros.
Un saludo.

30 de junio de 2009, 9:40